martes, 12 de marzo de 2013



UNAS ALAS MUY LARGAS Y UNAS BUENAS
VACACIONES.


Ha pasado ya el año y este invierno será frío, se decían
dos ancianos envueltos en mantas de lanas de varios co-
lores, el gato, a su lado con la colita casi chamuscada del
chisporroteo de la chimenea, sus manos sujetaban fuerte-
mente un tazón de leche migada bien calentita. Ella sus-
piró largamente y dijo: ¿Sabes lo que estoy pensando?
Que al Señor le pediría en estos días de Pascua, que an-
tes de que cumpla mi contrato de vida,  me diera unas
alas muy largas y unas buenas vacaciones.-¿Y a dónde
irías?, le dijo el marido mientras tomaba cucharada tras
cucharada de leche migada, ella soltó tranquilamente su
tazón vacío, cogió el atizador movió el tronco de la chi-
menéa y dijo: Así estaremos más calentitos, solamente te
repito, que Dios me de alas muy largas para  poder volar
muy alto y ser como los vencejos desapareciendo en la
bruma de la tarde. Iría a planetas solitarios, plantaría flo-
res de todos los colores, hablaría con la luna para contar-
le los secretos que a nadie he contado, por encima de los
mares volaría casi rozando las olas viendo a las gaviotas
con el pez entre sus picos ,yo vería esos viveros hermosos
de las rosas de los vientos, los amaneceres pintando todo
de color y el atardecer de fuego, por el sol que se va po-
niendo.Y cuando regresara, ¡ Al Señor ese contrato, con
gusto le firmaría!.
-Solamente te digo, le dijo el marido, ¿Cómo tienes tan-
ta imaginación, si no has salido nunca de estas cuatro pa-
redes?
Ella sonreía acariciándole las manos y dándole un beso
en la frente.