martes, 12 de marzo de 2013



UNAS ALAS MUY LARGAS Y UNAS BUENAS
VACACIONES.


Ha pasado ya el año y este invierno será frío, se decían
dos ancianos envueltos en mantas de lanas de varios co-
lores, el gato, a su lado con la colita casi chamuscada del
chisporroteo de la chimenea, sus manos sujetaban fuerte-
mente un tazón de leche migada bien calentita. Ella sus-
piró largamente y dijo: ¿Sabes lo que estoy pensando?
Que al Señor le pediría en estos días de Pascua, que an-
tes de que cumpla mi contrato de vida,  me diera unas
alas muy largas y unas buenas vacaciones.-¿Y a dónde
irías?, le dijo el marido mientras tomaba cucharada tras
cucharada de leche migada, ella soltó tranquilamente su
tazón vacío, cogió el atizador movió el tronco de la chi-
menéa y dijo: Así estaremos más calentitos, solamente te
repito, que Dios me de alas muy largas para  poder volar
muy alto y ser como los vencejos desapareciendo en la
bruma de la tarde. Iría a planetas solitarios, plantaría flo-
res de todos los colores, hablaría con la luna para contar-
le los secretos que a nadie he contado, por encima de los
mares volaría casi rozando las olas viendo a las gaviotas
con el pez entre sus picos ,yo vería esos viveros hermosos
de las rosas de los vientos, los amaneceres pintando todo
de color y el atardecer de fuego, por el sol que se va po-
niendo.Y cuando regresara, ¡ Al Señor ese contrato, con
gusto le firmaría!.
-Solamente te digo, le dijo el marido, ¿Cómo tienes tan-
ta imaginación, si no has salido nunca de estas cuatro pa-
redes?
Ella sonreía acariciándole las manos y dándole un beso
en la frente.

jueves, 17 de enero de 2013

EL BOSQUE MARAVILLOSO



Voy a contaros algo que ni yo mismo me creo, pero
sucedió, tal vez por tímido o por romántico, por las
hadas o por el aroma que allí se respiraba.
Solía visitar un bosque frondoso, con un césped de
ensueño, me senté en él, pero poco a poco estiré las
piernas, y luego los brazos. La tarde se echaba enci-
ma, de pronto vi sobre mi cuerpo como iban y venían
unas lucesitas preciosas, los ojos se me cerraban,
quería disfrutar de aquella belleza cuando vi, ¡Unién-
dose hadas cantando y danzando a las luces de las
libélulas!, pero aquello duró muy poco. Me desperté 
por el ruido de los pájaros picoteándome los pies y 
la cabeza, y delante de mí, la mirada inquisitiva de un 
gran pajarraco, de momento no reconocía si era un 
águila un búho o un rompehuesos, de pronto desapa-
reció y escuché una voz que me decía: ¿Quién eres tú
para adentrarse en ésta tierra prohibida? Reaccioné y
pegué un salto, y vi, delante de mi a una insignificnte
criatura ¿Quién sois, un pájaro un enano o un brujo? 
le pregunté, yo ya no se lo que veo, creo que es de to-
do un poco.-¡Las preguntas las hago yo, perdona! me
contestó y empezó a  reir a carcajadas, y desapareció.
De pronto sentí una mano amable y una voz que me
decía: ¡Tienes suerte de que te haya encontrado yo!
¿Te perdiste o te has quedado dormido? Ya es de noche.
- Ni idea, le contesté. 
-Soy el guadián de todas estas maravillas del bosque,
pero hay que tener cuidado de no adentrarse mucho,
por los intrusos algo molestos que no se ven.
¿Buenos o malos? le dije.
-Entre estos arbustos, hay de todo y silenciosos.
-¿Todo pasó?, ¿Que sentí en aquellos momentos cuando
me senté en el cesped? ¿Ilusión , fantasía o miedo?.
Yo veía como mis cabellos volaban por el aire, me fuí
a casa con la sensación de haber vivido algo extraordi-
nario y a la vez terrorífico. Sin pararme siquiera me
metí en la cama. Me levanté temprano,¡Y  cual fue mi
asombro que al mirarme al espejo vi con horror que no
tenía ni un solo cabello en mi cabeza!.
¿Que me pasó en el bosque? Nunca lo sabré.

miércoles, 16 de enero de 2013

LA GALLINA TONTA



Un gran gallinero había en un cortijo, con sus gallos y gallinas.
Cuando el sol abre sus ojos todos arriba al canto de los hermo-
sos gallos cantarines. Las palomas arrullando a sus parejas, las
gallinas con sus polluelos detrás, y todos libres y dispuestos para
comer a la potente voz de un muchacho que va llenando los co-
mederos y bebederos. Y así empieza un nuevo día en la libertad
de un gallinero en la naturaleza.
Cuando todos están hartos de comer, las gallinas van todas al po-
nedero a depositar los huevos. A la caída de la tarde, cuando el
sol se pone rojo en el horizonte empieza la recogida de los gallos
y gallinas llamando a sus crías, todos para dentro del cortijo,só-
lo quedan fuera los perros vigilantes. ¡Pero falta una gallina!, na-
die la echó de menos. Al día siguiente la gallina cansada se puso
a beber en un gran charco, pegó un salto cuando vio un enorme
sapo que la miraba fijamente y le dijo:¡O dios, que susto me has
dado!, pero no tengo ganas de hablar. -¡Ni yo de oírte!- le dijo el
sapo, porque yo estaba muy tranquilo en la charca refrescándome
y además veo que hoy no es tu día, así que adiós y muy buenas.
El sapo hizo intención de saltar cuando oyó la voz de la gallina
que le dijo: ¡Vale vale, no es para tanto!- ¡Pués entonces desem-
bucha, porque te conozco y lo estás deseando!.apuntó el sapo.
-Es que no se por donde empezar.
-¡Ni que fuera un libro! Por la facha que traes con esas plumas
más bien pareces un plumero.
-Te creo.
-Pero no importa, dijo el sapo, desembucha, yo te entiendo.
-Pues allá voy, en ti confió, y le dijo de sopetón: La tonta mis
compañeras me llaman, y lo peor es que yo me lo creo, creyendo
que les hacía favores criándole a sus crías, y  me han decepcionado.
Ellas me traen los huevos y yo se los incubo dándoles calor día
tras día, hasta que salen del cascarón, y ni reconocen mis esfuerzos
ni me dan las gracias.
El sapo la escuchaba y la miraba. Ella seguía y seguía hablando sin
parar.
-Los gallos se ríen de mi porque dicen que soy una pobre fregona,
ellos se pasean orgullosos con su prole y coquetean con sus gallinas
sin reconocer que yo soy la que se los cría, y no me da tiempo ni pa-
ra alisarme las plumas,¡Porque ya es obligación el criarselos!.
-El sapo le dijo: ¿Has terminado? Pues respira hondo y descansa. Te
diré lo que pienso, por un lado te diría que eres tonta, pero no lo eres,
no tienes ni una pluma de tonta , y por eso no te arrepientas de lo que
hiciste y me dijiste, que eso es el don más maravilloso de la naturale-
za ser madre, y tu lo tienes. Pero piénsatelo bien.
-Gracias buen amigo, ya lo veo claro, se acabó el ser madre adoptiva,
sólo criaré a los míos.
Al día siguiente, se vistió de coquetona, y a pasear.
Las otras gallinas que no estaban acostumbradas a sacar crías se les
quedaban los huevos hueros, y los gallos comprendieron el engaño de
las gallinas coquetonas.
Y el sapo contaba esta historia de la gallina tonta que sólo quería un
poco de amor y  comprensión.