domingo, 31 de julio de 2011

Relatos de la abuela lola: Mercedes.

  Son recuerdos que te vienen cuando estás en la misma habitación, sentada en el mismo sillón, cerca de la mesa y el televisor enfrente; y te das cuenta de que ya no tienes sentada a tu lado a una persona querida: mi consuegra Mercedes. Ella tenía una sencillez, armonía y serenidad hablando, que daba gloria escuchar. Eran recuerdos agradables, no de nostalgia. Contaba sus relatos con una memoria que no parecía que fuesen de una persona con cerca de noventa años. Cuando me veía entrar, me decía: Lola, que alegría me da verla. Yo le contestaba: Mercedes, la senda ya está hecha. Se reía y me decía: siéntese usted aquí. ( En el mismo sillón de mis relatos ). Empezábamos a hablar, y en nuestra mente de personas mayores, siempre estaban nuestras historias del pasado, de las coplillas de la época, los juegos, el teatro; y de nuestros amores. Tantas anécdotas, que terminábamos riendo. Me encantaba cuando me decía el padrenuestro en francés. Era una verdadera católica, con su Virgen de Utrera, a la que pedía todo con tanta devoción, que la virgen la escuchaba. Para mí era una persona culta, elegante y maravillosa.

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